El viaje de Venezuela a los Estados Unidos es una odisea multi-dimensional: geográfica, política y humanitaria. Miles de venezolanos emprenden este arduo viaje cada año en busca de un respiro a oportunidades, seguridad y estabilidad cada vez más escasas en su país natal, sumido en una crisis económica, política y social que no da tregua. La ruta con destino final en Estados Unidos es variada y depende, en su mayoría, de las elecciones personales, las condiciones sobre la marcha y las políticas migratorias de los países intermedios. El camino, no obstante, suele abarcar varias naciones de América Latina y, en algunos casos, incluso Centroamérica, cada una de ellas con sus desafíos y riesgos propios.
El itinerario específico puede variar, pero suele incluir la travesía de fronteras terrestres, el sorteo de controles migratorios, y, en muchos casos, el tránsito por rutas peligrosas, marcadas por la incertidumbre y el temor al acecho de redes de tráfico humano. El viaje no es solo un testimonio de la desesperación y la esperanza de aquellos que lo emprenden, sino también un reflejo de la complejidad de la migración en el siglo XXI y de las interconexiones geopolíticas de la región. A continuación, exploramos algunos de los países típicamente traspasados, con sus retos y consideraciones para los migrantes venezolanos.
El primer país al salir es Colombia, con el cual Venezuela comparte una extensa frontera terrestre que tradicionalmente cruzan miles de personas a diario. Colombia no es simplemente un país de tránsito, sino, cada vez más, un destino final para muchos venezolanos, dada la cercanía cultural y geográfica. Aun así, quienes deciden seguir hacia el norte se toparán con el reto del Darién, la vasta jungla que separa a Colombia de Panamá, y que es conocida por sus peligros naturales y la presencia de grupos armados.
La llegada a Centroamérica constituye una nueva etapa del viaje. La región, que es una especie de pasillo compuesta por Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala, tiene sus propias políticas migratorias. Tras superar el tapón del Darién, los venezolanos tienen que ir negociando el paso con las autoridades de cada país y, en muchos casos, con las redes de traficantes que operan en estas áreas. El ingreso a México, el penúltimo país del itinerario, es uno de sus tramos más largos y duros: se lo deben cruzar de sur a norte entero, hasta la frontera con Estados Unidos. Un recorrido lleno de riesgos y de muerte, pero también de solidaridad—por parte de las organizaciones y de las personas que ahora los mexicanos empiezan a mostrarles a los migrantes del sur del continente.
Estados Unidos es el último gran obstáculo para los migrantes venezolanos. Aquí, tienen que navegar por el complejo sistema de asilo y por las políticas migratorias del país, que han cambiado radicalmente en los últimos años. La incertidumbre sobre su estatus legal, la posibilidad de ser detenidos y de ser separados de su familia son una preocupación constante.Y, sin embargo, para aquellos que logran cruzar y establecerse, Estados Unidos es la oportunidad de volver a armar su vida, en un país lleno de oportunidades y de seguridades, pero también de desafíos.
El viaje desde Venezuela hasta Estados Unidos es una epopeya de la resistencia humana frente a las adversidades. Los migrates venezolanos recorren un sin número de países, cada uno con sus propios desafíos y peligros, para buscarse un futuro mejor. Este periplo no es tan solo un reflejo de la crisis venezolana, sino también un retrato dramático y veraz de la complejidades de la migración contemporánea: sus retos, sus desesperanzas, sus monstruos.
La situación en Venezuela no sólo requiere de una salida política, sino también de la apertura de los brazos al hermano que se va, a la hermana que se establece. La solidaridad internacional, las políticas migratorias incluyentes y el respeto por los Derechos Humanos es lo que ayudará a mitigar el calvario de los migrates y lo que garantizará su integración en la nuevas sociedades en las que se establecen. Fuente: Univisión.
Esta travesía de Venezuela a Estados Unidos es en última instancia una narrativa de esperanza y desesperación, de sueños y de dura realidad. En un mundo donde continúan los movimientos migratorios a gran escala, la historia de estos viajeros refleja la importancia de abordar las causas profundas de la migración y proveer una ruta segura y legal para aquellos en busca de refugio y una nueva vida lejos de casa.
Actualmente, no hay vuelos directos de Venezuela a los Estados Unidos. Las personas deben tomar rutas alternas para poder hacerlo. Las personas pueden tomar vuelos con conexión de Venezuela hacia República Dominicana, Panamá y Colombia, entre otros, siempre y cuando tengan una visa americana válida o un parole humanitario para poder ingresar a Estados Unidos por estas vías. Es la forma más segura, segura en cumplir con los requerimientos de migración y además de hacer el viaje de manera segura.
Consulta las vías legales para ingresar a los Estados Unidos y cumplir con todo su marco legal.
